El día del relámpago by J. J. Benítez

El día del relámpago by J. J. Benítez

autor:J. J. Benítez [Benítez, J. J.]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Ciencia ficción, Fantástico
editor: eBook's Xibalba
publicado: 2012-12-31T16:00:00+00:00


18 de agosto

Dormí profundamente.

Y amaneció aquel fin de semana, inolvidable.

Decisivo, diría yo, en la presente historia.

Tras desayunar y pasear un rato por el bosque de Josué me encerré de nuevo en el pabellón de oficiales.

De Curtiss no tuve noticias. Mejor…

Y, más sereno, dediqué el tiempo a algo que había arrinconado conscientemente; no sé si por miedo o por dejadez. Supongo que por lo primero.

Y pensé: ¿«Por qué no me enfrenté a aquella última parte del código mucho antes»?

Hubiera ahorrado tiempo, energía y, sobre todo, disgustos.

Quién sabe…

El Destino no mide como nosotros.

Lo que llamé «séptimo error» (en el código) se presentó ante mí en la tarde-noche del sábado, 18 de agosto de 1973.

Pero iré paso a paso…

Tomé papel y lápiz y me dispuse a desenmascararlo.

El texto en cuestión, como se recordará, decía así:

«Ese domingo, 17 de noviembre, el orto solar se registró a las 3,1 horas, 27 minutos y 025 segundos (Número)».

Algo más allá continuaba de la siguiente forma:

«La luna aparecería a las 3,5 horas, 33 minutos y 34 segundos (Ezequiel)».

Sentí un pálpito.

Allí se escondía algo…

¡Qué torpeza! ¡Hasta un ciego lo hubiera visto!

Situé el código —en colores— a la vista y empecé a marear la perdiz.

Comparé.

Lo traje y lo llevé.

Suprimí palabras.

Añadí otras…

Fue trabajo en vano.

Así discurrieron varias horas.

El «error» parecía de hierro. No fui capaz de arañarlo.

Y, aburrido, pensé en abandonar.

El especialista en números era Eliseo… Nunca mejor dicho.

Y en ésas me hallaba, a punto de tirar la toalla, cuando llamaron a la puerta.

¡Era la bella intuición!

No entró.

Estaba hermosísima…

Y susurró desde el pasillo:

—¡Los números!

¿Los números?

Y la bella se alejó, de puntillas.

Cerré la puerta de la imaginación y centré mi inteligencia (?) en los números que aparecían en el referido «séptimo error».

Olvidé las palabras, dispuse los números en hilera, tal y como se presentaban en el «error», y leí:

17-3,1-27-025-3,5-33-34

Miré y remiré.

Seguí a oscuras.

¡Qué hombre tan torpe!

Permuté dígitos.

Invertí el orden.

Empecé por el final…

Nada de nada.

Casé unos números con otros.

Los divorcié.

Hice todas las diabluras que se me ocurrieron, y alguna más.

No dijeron ni mu.

Eran números dóciles y sufridos…

Y las combinaciones, cálculos y especulaciones provocaron una humareda en mi cerebro.

Lógico.

Me rendí por segunda vez.

Opté por dejarlo, de momento, y dar otro paseo.

Comí algo y ventilé la mente.

Al poco me hallaba de nuevo en mi habitación.

Era asombroso.

Algo tiraba de mí, y por la nariz.

Y siguieron las cábalas, las anotaciones, los quebraderos de cabeza y el humear de la sesera.

Nada.

El «séptimo error» era incombustible.

¿Me había equivocado al considerarlo una anomalía?

De lo único que estaba seguro es que no era un fallo mío.

Y, de pronto, cuando el sol se alejaba, aburrido, recibí aquella especie de chispazo.

¡Qué burro!

¿Por qué no lo vi antes?

Por seguridad, empecé de cero. Rescaté los seis primeros «errores» y observé, con alivio, que los números que acompañaban a las falsas citas bíblicas eran los mismos que estaba mareando desde la mañana.

¡Vaya!

Y leí, aturdido: «Zacarías 2,7 - Zacarías 3,1 - en el año 025 - Semihazah 3,5 - (será el día del relámpago) (3,4) y Éxodo (3,3)».

Entonces recordé el susurro de la bella intuición:

¡«Los números»!

Extraje los



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